Tras la Campaña de Cuba (1898), el joven Ramón y Cajal regresa a España enfermo y decepcionado. Antes de ir a la guerra había estudiado Medicina en la Facultad de Zaragoza; era tímido con las mujeres y un apasionado del microscopio. En España le aguardan nuevas decepciones: su novia lo abandona y tropieza con enormes dificultades para dedicarse a la investigación. Después de ganar una cátedra en Valencia, se casa y, gracias a un descubrimiento suyo, consigue erradicar el cólera que asolaba la ciudad. Siendo ya catedrático en Madrid, sigue con sus investigaciones sobre el sistema nervioso. Pero, al mismo tiempo, tiene que enfrentarse a la pobreza y a la incomprensión general. Su principal descubrimiento científico coincide dramáticamente con la pérdida de su hija: un hecho más en una vida dominada por el infortunio.