A la pálida luz de la luna
Carmen abandona a su fantasioso marido Julio para irse a vivir con un intelectual que ha hecho carrera en Estados Unidos. Tras separarse de su mujer, Julio se marcha a vivir de alquiler a casa de un aristócrata venido a menos. A partir de entonces conocerá toda una serie de pintorescos personajes de la picaresca madrileña. Su casero, muy aficionado a los casinos, malvive de pequeñas estafas a la Seguridad Social con la complicidad de su leal mayordomo. También entabla amistad con un contable en paro, ludópata adicta al juego. En compañía de un antiguo amigo de estudios, cuya celosa mujer se cree engañada, Julio decide recuperar a Carmen.