Miles de niños y niñas fueron encerrados en internados durante el franquismo y hasta los primeros años de la democracia. Colegios religiosos, orfanatos, preventorios antituberculosos o centros de Auxilio Social se convirtieron en una especie de cárceles para estos jóvenes. Allí sufrieron abusos físicos, psíquicos, sexuales, explotación laboral o prácticas médicas dudosas. Hoy destapan este pasado oculto y silenciado. A diferencia de países como Irlanda, que han reconocido los malos tratos a niños bajo su tutela, en España estos abusos no han sido nunca juzgados ni reparados.